Visitar Vitoria siempre es muy interesante aunque la nevada que me recibió hizo temblar mis convicciones sobre la divulgación a toda costa de la cultura de los vírgenes extra. He de confesar que no estoy acostumbrada a conducir sobre ese elemento y llegué con los brazos cual estibadora.

A partir de ahí, el equipo de Gourmark con Javier J. Aberasturi a la cabeza hizo que todo entrara en calor. Es tan reconfortante que empresas privadas como Gourmark tengan ganas de divulgar cultura que debería cundir más el ejemplo. La experiencia siempre es importantísima porque los asistentes empiezan a ver el mundo de los «aceites» desde otra perspectiva. Además en esto da igual en qué rincon de la Península te encuentres, las dudas, los falsos mitos…en todas es lo mismo.

Que si la acidez…que si es muy caro el virgen extra…que si el girasol es mejor para freír…un constante Día de la Marmota. Lo mejor es el final cuando ves que al menos una parte de los asistentes empiezan a cuestionarse las creencias que tienen. Esto es más satisfactorio cuando ese público son profesionales de la restauración a los que no les cuesta ir al fin del mundo a aprender cocina molecular pero todo son inconvenientes para aprender acerca del mundo de los vírgenes extra en la puerta de su casa.

La experiencia ha sido muy gratificante, el trato de todo el equipo de Gourmark y en especial de Javier ha sido increíble (Menudo hotelazo nene)…gracias a todos por permitirme visitar Vitoria y aportar una pequeña nota de reflexión alrededor del virgen extra.