Mucho se habla de la alimentación de kilómetro 0 como una medida más respetuosa con los alimentos de temporada que no tienen que viajar miles de kilómetros para llegar a nuestros mercados. Me parece una idea muy buena siempre y cuando el producto de cercanía sea de la máxima calidad. Pero entre tanta reflexión sesuda me preocupa mucho más la educación gastronómica y hábitos saludables de nuestros hijos.
Sirva para muestra el comentario que ha desembocado en esta reflexión:
“Siempre que voy a un vivero irremediablemente termino pasando por la sección de los olivos. Mirando los ejemplares que estaban a la venta con su consiguiente botella colgante (ver foto que ilustra el artículo), se acercaron dos “muchachuelos” de unos 10 años. Y el más “espabilao” le dice al otro, anda mira el árbol del aceite. Me quedé perpleja pues no sabía exactamente cómo entender la expresión. Y en este afán por no mantenerme callada le pregunté al “espabilaillo” qué había querido decir. No sé si debí quedarme con la duda ante la esperanza de que la criatura supiera lo que estaba diciendo.
Sin más va y me dice que del árbol extraen el aceite haciéndole unos cortes y luego ponen la botella para que se llene.”
Está claro que el pobre había mezclado vaya usted a saber qué informaciones para llegar a tal conclusión.
Al margen de la anécdota sobre cómo se obtienen los aceites vírgenes en versión “chiquillería”, me preocupa que los estemos alejando en demasía de los entornos rurales-productores. Y no es llevarlos a una casa en mitad del monte, sino a las zonas productoras de alimentos para que entiendan el trabajo y esfuerzo que ello supone.
En un país que ha sido eminentemente agrícola, tener unos futuros consumidores que sólo ven productos procesados y envasados es una bomba de relojería que nos estallará cuando hayan desaparecido los pequeños productores de cercanía.
Me gustaría pensar que hay alternativas y que los productores, sobre todo de alimentos ecológicos, puedan ser una alternativa a los mega-reductos de plantaciones y procesado de alimentos.
No creo que haya que ir a destruir a nadie….creo que hay que instruir…dar opciones y que cada uno pueda tener la opción de consumir lo que más le apetezca.